Quiero
que esta noche
vengas a mi casa.
Quiero que al llegar
me abraces fuerte
y nos quedemos así,
en un abrazo
por largo tiempo.
¿Te parece
si preparamos café?
¿un té?
¿Te parece
si en vez de extrañarnos
te acuestas
en mis brazos
o yo en los tuyos?
Quiero sentir
el calor de tu cuerpo
junto al mío,
escuchar tu corazón
pegado a mi oído.
Quiero
que me beses la frente
y luego los labios
y me digas
que me quieres.
Deseo
que el abrazo
no nos sea suficiente
y sucumbamos
a mirarnos frente a frente.
El silencio
no perturba,
no incomoda,
ni fastidia,
nos abraza
y nos motiva
a mirarnos la pupila
hasta conducirnos
suavemente
a esbozar una sonrisa.
Y así
dos corazones
palpitantes
se escuchan
hasta la cocina
donde aguardan
en la mesa
un par
de bebidas tibias.
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