sábado, 28 de abril de 2012

¿Cómo te atreves? - Ileana Elizabeth Hernández Chávez

¿Cómo te atreves a reclamarme?
¿Cómo te atreves a decir que no te quiero
si yo te he dado mis días, mi tiempo;
si yo te he dado mis ilusiones, y mis sueños?

¿Cómo te atreves a decirme ingrata,
si yo te he dado todo,
y tú no me has dado nada?
¿Cómo te atreves?

¡No, ya no más; ya estoy harta!
¡Ya no quiero sufrir con tus reclamos!
¡Ya no soporto tus duras palabras!
Porque en verdad yo me he esforzado...

Porque día a día intenté enamorarte,
porque día a día aumentaba mi amor por ti,
porque tú eras mi inspiración,
porque tú... tú eras mi todo.

¿Cómo te atreves a dejarme?
¿Cómo te atreves a decir
que no soy digna de tu amor?
¿Cómo te atreves?

No te diste cuenta de lo que tenías,
no te diste cuenta de quién soy,
porque yo no soy cualquier persona;
yo, ¡soy yo!

¿Cómo te atreves a ser indiferente?
¿Cómo te atreves si yo
te he dado toda mi atención?
¿Cómo te atreves?

¿No lo ves?
Has cometido el peor error de tu vida,
has perdido la oportunidad que tenías,
la oportunidad que te dí.

Pero ya lo verás,
ya se cerrarán mis heridas,
y seguiré mi camino de la vida
y encontraré un nuevo amor.

Ya lo verás, pronto estarás llorando,
porque entenderás que me querías,
porque yo no soy cualquier persona,
yo... ¡Soy yo!


¿Qué fue lo que pasó? - Ileana Elizabeth Hernández Chávez

Ya lo ves, aquí estoy
hablándote ahora mismo,
buscando respuestas
a mis tristes preguntas.

¿Qué fue lo que pasó?
¿Cuándo terminó el amor?
¿Cuándo te diste cuenta
de que ya no me querías?

Ya lo ves, sigo aquí
queriendo escuchar tu voz
contestando mis preguntas,
pero sólo escucho tu silencio.

Quiero que te des cuenta
de lo mucho que te quiero,
de lo mucho que te anhelo
y de lo importante que eres para mí.

Pero también quiero que sepas
que no eres necesario en mi vida,
no eres indispensable;
puedo vivir y ser feliz sin ti.

No puedo evitar llorar al reconocer
mi realidad, mi vida; ésta desilusión
pues pensé que tú eras digno
de mis besos, mis caricias: de mí.

Me decepciona darme cuenta
que nunca fui feliz,
que nunca fuiste capaz de decirme
que ya no sentías nada por mí.

Pero como ya he dicho
yo no te necesito,
adiós amigo mío,
quedarás en el olvido.

Tú rompiste mi corazón
cuando yo te dí lo que tenía
vete, ya no vuelvas más;
tu presencia me lastima.

Adiós amigo mío,
no oses regresar,
que ya te habré olvidado,
pues junto a tus besos y abrazos
quedarás en el pasado.