lunes, 26 de septiembre de 2016

Siendo sincera - Ileana Elizabeth Hernández Chávez

Siendo sincera, quiero hacerte daño. 
No quiero mentirte, y por eso te lo digo aquí, de esta forma: quiero hacerte daño, hacer que sufras, que llores y que pienses en mí antes de dormir y al despertar; quiero que despiertes con los ojos hinchados y que sea todo mi culpa. 
Siendo sincera, me quiero vengar.
Quiero que sufras cada lágrima que sacaste de mi alma, que tu corazón se parta tantas veces como se partió el mío por tu causa. Quiero que sientas que te va a explotar el pecho, que tu cabeza de vueltas una y otra vez, que me pienses cuando menos quieras.
Siendo sincera, te quiero.
Te deseo este mal porque te quiero, pero no lo hago, porque te quiero. Vamos, el quererte me hace sentir así, pero no soy capaz de dañarte, ni un poquito. 
Finalmente aclaro: te quiero hacer daño, pero no lo haré, al menos no a propósito, pero si te hago daño, tampoco pediré perdón.

martes, 10 de mayo de 2016

La princesa de Sol - Ileana Elizabeth Hernández Chávez

Bajo un cielo despejado
retoñó una flor naranja
y al abrirse por completo
desprendió una jirafa.

La jirafa entre besos
me dejó una vieja carta
que decía que se iba
a pasear con La Mulata.

Me quedé sola en la noche
y al tener que despertar
me encontré con una gata
experta en abrazar.

La princesa querida
que veo noche y día,
que llora día y noche
para que sirva la comida.

De abrigo amarillo se vestía
elegante y presumida
estiraba una pata
y me dejaba una herida.

Hoy la extraño cada día,
y cuando vuelvo ni me mira.
Ven, pequeña, que te quiero,
quiero que sigas en mi vida.


lunes, 28 de marzo de 2016

Te quiero cerca - Ileana Elizabeth Hernández Chávez

Te quiero cerca, cariño mío. Te quiero cerca y lejos también. 
Dame un abrazo y vuelve a quererme, que sin tus palabras dulces me encuentro vacía.
No tienes idea de lo que has hecho de mí. He perdido la sonrisa y el brillo de mis ojos, porque ya no encuentro motivos para ser feliz. 

sábado, 27 de febrero de 2016

Y lloraba.

Al despertar de la horrible pesadilla estaba en tus brazos. Me hizo feliz mirarte dormir junto a mí. ¿Cómo podía ser posible la desdicha que mi mente creaba?
El sueño tras el sueño, la verdad me despertaba, y lloraba.